‘No hace falta irse a lejanos países para observar la esclavitud del S.XXI de cerca, simplemente adentrarse en lugares cercanos, a lo largo de los márgenes de nuestras carreteras, donde hallar uno o varios clubes de alterne [la Policía Nacional contabilizaba casi mil setecientos hace seis años] en cuyo interior se practica la prostitución con personas forzadas y esclavizadas a las que, sin rubor alguno, se compra y se vende entre los distintos establecimientos mientras son violentadas para pagar hasta el billete de ida a su dignidad’. Así de claro lo ha dejado la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en una reciente sentencia en la que confirma la condena de treinta y nueve años de prisión para cada uno de los responsables de una organización de trata de seres humanos que obligaba a prostituirse en clubes de alterne de A Coruña, Vigo y Córdoba a cuatro mujeres, dos de ellas niñas, traídas desde Nigeria mediante engaño. Lo saben bien en APRAMP, la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida, donde trabajan los trescientos sesenta y cinco días del año buscando potenciales víctimas para ayudarlas a salir del infierno y atienden en las seis Comunidades Autónomas en las que están presentes a una media diaria de doscientas ochenta mujeres, a las que intentan rescatar haciéndoles ver que otra vida es posible: el año pasado lo consiguieron con mil trescientas. Dice su directora, Rocío Mora, que los datos “espeluznantes” que manejan demuestran que las cifras que se barajan sobre la trata de seres humanos con fines de explotación sexual son veraces: se calcula que hay en España unas cuarenta y cinco mil mujeres que se prostituyen -cifra que algunas fuentes llegan a multiplicar por dos o incluso por cuatro- siendo hasta un 90% de ellas obligadas a hacerlo; en 2014 el Instituto Nacional de Estadística apuntaba que este negocio -cuya rentabilidad solo es equiparable al tráfico de drogas y armas- movía en España anualmente alrededor de 4.000 millones de euros, equivalentes al 0,35% del PIB, pero fuentes citadas por el Parlamento Europeo en sus informes sostienen que serían casi 23.000 millones de un total de 160.000 a nivel mundial.
En APRAMP tienen claro que “esta es una realidad de la que hay que hablar y de la que la debemos sentirnos cercanos en lugar de verla con indiferencia, como hacemos en muchas ocasiones, como algo que no va con nosotros cuando no es así. Porque la trata de seres humanos con fines de explotación sexual es la esclavitud moderna y la estamos consintiendo como sociedad; no creo que haya ningún ciudadano que pueda sentirse orgulloso de que convivamos con la esclavitud cuando estamos repitiendo que fue abolida y la tenemos en nuestras calles, en los polígonos industriales de nuestras ciudades y en miles de pisos particulares”. Por eso reclaman que “empecemos a sumar para que dejen de ser las mafias las que sumen ingentes cantidades de dinero beneficiándose diariamente de una materia prima vulnerable a la que les resulta fácil sacarle el máximo rendimiento”. Su directora recuerda que existen protocolos de actuación que indican que cualquier persona que tenga conocimiento de la existencia de una posible víctima tiene que informar a la Policía; también puede comunicárselo a organizaciones especializadas como la suya y eso es lo que nos pide, ya no que seamos proactivos como lo son en la Asociación -que lleva más de tres décadas trabajando en este campo- sino que por lo menos actuemos ante la proximidad de posibles víctimas y demos la espalda a la trata, como nos demandan en una campaña que han puesto en marcha en las Redes Sociales. Reclama además que tanto la ciudadanía como todas las instituciones que participan en el proceso de asistencia social, recuperación e investigación dejen de revictimizar a quienes son obligadas a prostituirse, apartando el foco de ellas y poniéndolo sobre el putero”.
“Cómplices y verdugos”
En este Día Mundial contra la Trata de Personas, que se celebra cada 30 de julio desde 2014, APRAMP reconoce que ha habido muchos avances en los últimos quince años en la lucha contra esta flagrante violación de los Derechos Humanos pero alerta de que todavía queda muchísimo por hacer y llama a centrar la atención en quienes “son verdugos, victimarios o cómplices de que se esté captando a mujeres -en la mayoría de los casos siendo niñas- en sus países de origen y se las esté trasladando a destinos como España”, primer país europeo en demanda de prostitución, tercero del mundo solo por detrás de Tailandia y de Puerto Rico. “Es obvio que se explota sexualmente a mujeres y a menores porque hay demanda, lo que significa que los puteros son pieza clave para la existencia de la trata. Y son conscientes de lo que están haciendo”. Así lo prueba un exhaustivo estudio realizado el año pasado bajo la coordinación de Carmen Meneses, investigadora de la Universidad Pontificia de Comillas, según el cual más del 70% de los hombres que pagan por tener sexo está convencido de que si una mujer se prostituye es porque la obligan, usando la fuerza o a base de amenazas. Del estudio se deduce que en 2017 alrededor del 20% de los españoles pagaron por tener sexo (según la ONU, más de un tercio lo ha hecho alguna vez).
Rocío Mora exige que los culpables de esta actividad delictiva -puteros, mafias y proxenetas- sean señalados y que en el caso de los puteros se les sancione administrativamente, convencida de que “el bolsillo es lo que más les puede doler”. Esa es una de las medidas que el Gobierno presidido por Pedro Sánchez iba a incluir en la Ley Integral contra la Trata de Seres Humanos con fines de Explotación Sexual, una norma que figura en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y que estaba siendo redactada cuando acabó la anterior Legislatura: prevé penalizar al que pague por tener sexo en cualquier circunstancia y lugar (ahora es perseguido si lo hace en zonas de tránsito público donde pueda haber menores o cuando exista un riesgo para la seguridad vial y, en algunas ciudades, se sanciona la prostitución en la vía pública multando también a las prostitutas), apuesta por perseguir a quienes facilitan pisos donde se ejerza, defiende que la víctima no sea considerada nunca culpable y en consecuencia no sea sancionada, y que la trata se considere violencia de género. La directora de APRAMP explica que tiene “fundadas esperanzas” de que salga adelante y confía en que sea cuanto antes para que exista una coordinación entre todos los actores implicados que permita avanzar con paso más firme en esta lucha y para que todas las acciones que se lleven a cabo “dejen de tener un principio y un final como hasta ahora y quede claro que el objetivo de cualquier Ejecutivo debe ser combatir la trata, hablando con una única voz en todo el país”.
El valor del testimonio de las supervivientes para quienes siguen atrapadas
Rocío Mora afirma que eso hará que sean más las mujeres explotadas sexualmente que puedan acceder a los recursos disponibles, se reconozcan como las víctimas que son e incluso den el paso de denunciar; siempre con el objetivo de recuperar su libertad y su dignidad haciendo valer sus derechos. Porque en la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida han podido constatar que si cuentan con recursos, capacidades y oportunidades luchan por otra forma de vida. Por eso consideran fundamental que se les ofrezcan alternativas reales para que puedan romper definitivamente el círculo de vulnerabilidad en el que están atrapadas, aclarando que es la Administración la que tiene que facilitarles esa salida laboral: “Sabiendo que APRAMP es un puente que ayuda y forma a las mujeres rescatadas, tienen que ser las autoridades las que les den el empujón final para que se incorporen al mercado de trabajo”. Destaca que más del sesenta por ciento de las personas que están contratadas en la organización son supervivientes, “mujeres que se juegan la vida a diario para salvar vidas estando en el punto de mira de las mafias”; asegura que eso las hace “ser más efectivas a la hora de llegar a víctimas que pasan por lo mismo que tuvieron que pasar ellas, que conociendo en primera persona el testimonio de quien ha podido salir ven que hay alternativas reales y que también pueden hacerlo”.
Pone el acento en la necesidad de redoblar la formación de los profesionales de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para que sepan detectar e identificar “a todas esas mujeres y niñas que llegan a España con claros indicadores de estar sufriendo trata”. Y lo hace dejando claro que no solo en países como Nigeria, Rumanía, Brasil, Honduras, Colombia, Venezuela… “también en España cualquiera que atraviese una situación de especial vulnerabilidad puede acabar siendo explotada sexualmente”. Sabiendo todo esto, llama a visibilizar esta realidad porque “o nos unimos tod@s o el país seguirá siendo destino prioritario de mujeres esclavizadas. Es necesario abordar con contundencia a los puteros porque es difícil que las víctimas denuncien y debemos ser la sociedad y las administraciones quienes los señalemos. Es lo que nos falta” y lo que nos hace falta para dar el paso definitivo para que esta forma de esclavitud del S.XXI pase también a ser historia.
P.S. Toda la información para contactar con APRAMP está en la web www.apramp.org, donde explican quiénes son y el trabajo que realizan en áreas que abarcan desde la social a la jurídica, pasando por la sanitaria y la psicológica, por la de formación y la laboral. Podéis encontrarla además en https://m.facebook.com/apramp, en Twitter @APRAMP y en Youtube