“La soledad es una. Nosotros somos más”

El hecho de que nadie se percate de la muerte de una persona, de que ni sus familiares, ni sus amigos, tampoco sus vecinos, la echen en falta hasta que el olor nauseabundo que sale de su domicilio lo impregna todo, o hasta transcurrido un tiempo impensable, dice mucho de nosotros… como personas y como sociedad, que vamos a lo nuestro, que no nos preocupamos por los demás; también de las administraciones, que no hacen lo suficiente para ayudar o atender a una parte de la ciudadanía o no responden como deberían a sus necesidades. Porque no se trata de casos aislados sino de un patrón que se repite semana tras semana a lo largo y ancho del país, sobre todo en entornos urbanos; en la España rural que aún resiste a la despoblación la gente mira por aquellos que tiene cerca. Más de dos millones de personas mayores viven solas en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, siendo prácticamente tres de cada cuatro mujeres, y el 59%, atendiendo a las cifras del Centro de Investigaciones Sociológicas, siente soledad: no es una opción que haya elegido, no le ha quedado otra. Y esto sucede con una población en la que uno de cada cinco españoles tiene más de 65 años y sabiendo que antes de medio siglo se calcula que serán ya uno de cada tres, sin perder de vista que estamos en el segundo país con mayor esperanza de vida del mundo después de Japón. Las muertes de mayores que, sin haberlo querido así, viven solos “son la punta del iceberg” de una realidad que tod@s debemos afrontar y que tod@s deberíamos intentar cambiar porque no va a desaparecer, más bien al contrario. Hay que actuar y hay que hacerlo cuanto antes, por no decir que ya tendríamos que haberlo hecho. Organizaciones como Grandes Amigos llevan dieciséis años en ello.

Envejecer con dignidad y disfrutando plenamente de sus derechos

Esta ONG proporciona compañía, afecto y amistad a esos mayores que sienten soledad no deseada y a los propios voluntarios, porque es algo recíproco con lo que las dos partes salen ganando, con el intercambio de conocimientos, de experiencias, de historias vividas… Explican que sus objetivos son mejorar la calidad de vida y la salud de las personas mayores, permitirles envejecer con dignidad y disfrutando plenamente de todos sus derechos, promover su participación en el día a día de su entorno, barrio y ciudad y, por supuesto, derribar los estereotipos de edad y defender su valía trasladando una visión empoderada y realista de quienes siguen teniendo mucho que aportar para que la sociedad continúe enriqueciéndose con su contribución: “Somos una herramienta de participación ciudadana en la que todos ganamos porque sirve para mejorar la vida de los mayores, para dignificar el envejecimiento y para construir entre todos una sociedad más inclusiva, siendo además una forma saludable y enriquecedora de prevenir nuestra propia soledad y de aprender a mirar el envejecimiento como una etapa de continuidad en el proyecto de vida personal, no como el declive”, aseguran. Una labor fundamental la de ayudarles a combatir esa soledad impuesta/obligada teniendo en cuenta que los especialistas advierten que es un factor de riesgo para la pérdida de autoestima, la depresión, el deterioro cognitivo, la demencia, los problemas de movilidad, la debilitación del sistema inmunológico, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares e incluso la mortalidad temprana.

Grandes Amigos está presente en siete localidades de tres Comunidades Autónomas (Galicia, Madrid y Euskadi) en las que acompaña a más de ochocientos cincuenta mayores. Cuenta con más de novecientas personas voluntarias y con trescientos cuarenta voluntarios corporativos de empresas, y tiene más de mil quinientos socios y donantes. Su máxima es que la soledad no deseada “no se arregla pagando a alguien para que te haga compañía sino con amistad voluntaria, recíproca y sin contraprestaciones” y ahí entran ell@s en juego: la persona voluntaria queda por lo menos un par de horas a la semana con el mayor que está solo para charlar, para pasear, para realizar visitas culturales o talleres, para participar en meriendas en el barrio, en fiestas…, también durante las vacaciones de verano, porque la sensación de soledad aumenta en verano. Por eso han puesto en marcha -hasta principios del mes que viene- una campaña con la que apelan a la colaboración para poder llevar unos días de vacaciones a unos cincuenta mayores, para que conozcan y convivan con otros mayores y voluntarios. Como Tecla, su protagonista, que a sus 82 años y siendo una gran luchadora “tiene la maleta preparada para hacer realidad su sueño a la espera de que tú la ayudes a conseguirlo”.

Grandes Vecinos o la importancia de las redes vecinales

Otro de sus proyectos destacados es Grandes Vecinos, en el que participan casi un tercio de los mayores que están en Grandes Amigos: redes formadas por tres o cuatro vecinos de la persona mayor que empieza a sentirse sola de manera que cada uno de ellos está pendiente, queda con ella para compartir distintas actividades en el barrio, quedando también en grupo con otras redes vecinales del vecindario: “Recuperando las relaciones vecinales prevenimos situaciones de soledad o aislamiento social y promovemos la contribución de esos mayores a la vida del barrio, al tiempo que fomentamos los encuentros intergeneracionales y el apoyo mutuo. Conseguimos beneficios para todos, no solo para los mayores, porque esas relaciones también hacen crecer y enriquecen a las personas voluntarias además de ayudarles a aprender a gestionar la soledad por la que todos pasaremos en algún momento”.

El número de personas que viven solas va en aumento y cuando no es algo buscado, se convierte en un fenómeno que puede acabar afectando a la calidad de vida, a la dignidad e incluso a la salud de los mayores, “muchos de los cuales envejecen sin quererlo sin lazos familiares, de amistad o de vecindad, que les permitan mantener un contacto frecuente con alguien próximo, lo que hace que se multipliquen las posibilidades de que sientan esa soledad no deseada que los lleva al aislamiento y a sufrir y morir solos pudiendo pasar semanas, meses e incluso años hasta que alguien se dé cuenta. Como Amanda, una mujer de 83 años cuyo cadáver fue encontrado hace unos meses momificado en su casa del distrito madrileño de Salamanca, o como María Amparo, cuyo cuerpo se localizaba también momificado en 2018 en su vivienda del barrio valenciano del Cabanyal. Personas que, alertan los expertos, acaban muriendo de soledad.

Por eso urge una mayor implicación de las administraciones, de la sociedad y de los ciudadanos y ciudadanas que la conformamos: “Prevenir la soledad y paliar sus efectos es un reto de tod@s y cada un@ de nosotr@s que, con pequeñas acciones individuales, podemos cambiar la vida de los mayores que viven en nuestro entorno”, dicen en Grandes Amigos. Podemos y tenemos que cambiar el futuro.

P.S. En www.grandesamigos.org tenéis toda la información sobre quiénes son, qué hacen y cómo colaborar con Grandes Amigos. También los encontraréis en Facebook y Twitter.

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